Hace un tiempo, cuando periodistas del mundo tuvieron la oportunidad de ver la nueva cinta de Ryan Coogler antes que nadie, varios de ellos la catalogaron como una de las mejores cintas del año, y hoy, en nuestra crítica de Los Pecadores, venimos a confirmarte que así es.
A pesar de que en un principio la gente no tenía muchas expectativas puestas en esta cinta (principalmente por los rumores que indicaban que lo le fue bien en las proyecciones de prueba) hoy por hoy resulta evidente que se convertirá en uno de los éxitos más grandes del 2025.
Los Pecadores, protagonizada por Michael B. Jordan y Hailee Steinfeld, tuvo un presupuesto de 90 millones, y si bien es cierto que falta un enorme camino por recorrer para ser rentable, no sería extraño que en una par de semanas consiguiera posicionarse en lo más alto.
Los Pecadores: Una película que reinventa a los Vampiros para siempre
Hace un tiempo, Ryan Coogler y parte del elenco de Los Pecadores mencionaron que esta cinta no era una película más de vampiros, sino que, más bien, era una especie de reinterpretación del género, y aunque en un principio tuve mis dudas sobre qué tan buena idea era esto, hoy por hoy puedo confirmar que ninguno se equivocó.
A lo largo de sus dos horas de duración, la película explica, de forma poética, cómo funciona su mundo y qué es lo que los atrae al nuestro, todo esto mientras cuenta la historia de un joven y sus primos afroamericanos que viven en los años 30’s y que lo único que quieren es ser libres por una vez en su vida.

Dentro del mundo de los Vampiros, como muchos recordarán, existen reglas legendarias que, por una u otra razón, ya son parte de la cultura popular.
En Los Pecadores, Coogler hace homenaje a estas normativas, pero no solo porque sí. Las dota de significado, les da poder y las ejecuta con un único propósito: perturbar a la audiencia, cosa que, siendo sincero, es de aplaudir.
Michael B. Jordan y Hailee Steinfeld son el alma y corazón de la cinta
Debido a su enorme talento, Ryan Coogler, de forma natural, suele atraer a grandes estrellas a sus producciones, y el ejemplo más claro es que esta película cuenta con dos protagonistas de primer nivel: Michael B. Jordan y Hailee Steinfeld, quienes, como era de esperarse, terminan siendo el alma de la película.
Jordan, como ya habrás visto en uno que otro avance, da vida a dos hermanos, Smoke y Stack, los cuales no podrían ser más diferentes entre ellos. El primero de ellos, a decir verdad, es un hombre fuerte, curtido en batalla y destinado a proteger a los suyos, lo que en muchas ocasiones le causa un sufrimiento enorme, mientras que el segundo tiene una actitud más juvenil, tranquila y disfruta más de la vida, lo que en ocasiones no es bien visto por todos.

A pesar de estar interpretados por el mismo actor, es evidente la diferencia entre ambos, y es ahí donde radica la magia, pues no hay un solo momento de la cinta donde no veas a través de los ojos de cada uno y sientas cosas distintas por lo que está pasando.
Steinfeld, por su parte, brilla como nadie en esta película, y aunque tiene un rol más limitado de lo esperado, se nota mucho la diferencia entre su versión normal y una vez que se ha transformado, pues pasa de la dulzura y la protección de su familia a la total locura y el deseo de asesinar a cualquiera que se cruce en su camino.
El villano es digno de los mejores cuentos de terror
Durante el tour de prensa de Los Pecadores, Coogler dejó claro en más de una ocasión que esta cinta estaba inspirada en varios cuentos de terror, entre ellos Salem’s Lot, y esto, a decir verdad, es muy evidente a lo largo de la trama.
Dicha situación se ve principalmente reflejada en el villano, quien, siendo totalmente honesto, es un absoluto escándalo. Gracias a Jack O’Connell, Remmick, quien es un vampiro enojado con la vida y hambriento de sangre, se vuelve espeluznante y aterrador, pero sobre todo, se siente lleno de propósito.

Uno de los grandes problemas de los villanos de hoy en día es que muchos, en su afán de dar miedo, se olvidan de su trasfondo, pero eso no pasa aquí. Nuestro antagonista, afortunadamente, sabe por qué hace cada una de sus atrocidades, y, de hecho, lo poético de todo es que él no las considera como algo malo.
Este debate moral, que va acompañado de una profunda reflexión sobre el significado de la familia, le da poder a la trama y valida el discurso de Remmick, quien lo único que quiere es volver a ver a los suyos mientras le da la oportunidad a otros de hacer lo mismo que hizo él: ser eterno.
La banda sonora es un reflejo del amor de Coogler hacia su cultura
Para cerrar esta crítica de Los Pecadores, es necesario, sí o sí, hablar de la banda sonora, pues esta es una auténtica locura y un recordatorio constante de que Coogler ama su cultura e hizo esta película, en parte, por y para ellos.
Debido a que la cinta se ambienta en los años 30’s, casi toda se centra en el poder de los blues y en lo que significó durante muchos años para la gente afroamericana, pero no lo hace desde un punto de vista «terrenal», sino más bien, desde un lado simbólico y mágico.

La música, a lo largo de la película, se vuelve fundamental porque le da el poder a los protagonistas de conectar con sus vidas pasadas, futuras y de entender mejor su propósito en la vida, y aunque esto eventualmente atrae al mal, no deja de ser poético.
¿Qué te pareció Los Pecadores? ¿Volverías a verla?





